lunes, 9 de marzo de 2009

¿Que dice la Biblia de la mujer?

El punto de vista bíblico

¿Discrimina la Biblia
a la mujer?

TERTULIANO, teólogo del siglo III, afirmó que la mujer es “la puerta del diablo”. Y hay quienes, Biblia en mano, la presentan como inferior al hombre. Por ello, muchos creen que las Escrituras justifican la discriminación femenina.

Elizabeth Cady Stanton, una de las primeras defensoras de los derechos de las ciudadanas estadounidenses, sostenía esta opinión: “La Biblia y la Iglesia han sido los mayores obstáculos en el camino de la emancipación de la mujer”. Con referencia al Pentateuco, los primeros cinco libros de las Escrituras, decía: “No conozco otro libro que preconice [o promueva] tan plenamente el sometimiento y la degradación de las mujeres”.

Aunque la mayoría de la gente no adoptaría hoy posturas tan extremistas, un buen número sigue opinando que ciertos pasajes bíblicos respaldan tal discriminación. ¿Estarán en lo correcto?

La mujer en las Escrituras Hebreas
“Tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará.” (Génesis 3:16.) Según los críticos, esta sentencia de Dios autoriza al hombre a avasallar a la mujer. Ahora bien, esta no es una declaración del propósito divino, sino una descripción exacta de las tristes consecuencias que tendría el pecado y el rechazo de la soberanía del Creador. Tales atropellos no se deberían a la voluntad de Dios, sino a la imperfección del ser humano después de su caída. En efecto, aunque en muchas culturas el marido ha tenido dominada a la esposa, frecuentemente con mano dura, este no era el propósito de Dios.

Tanto Adán como Eva estaban hechos a la imagen del Creador, quien les había impuesto el mismo mandato: ser fructíferos, llenar la Tierra y dominarla. Para ello, tendrían que trabajar en equipo (Génesis 1:27, 28). Es obvio que ninguno tiranizaba al otro. Génesis 1:31 dice: “Vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno”.

¿Qué puede decirse de otros relatos bíblicos? En ocasiones se limitan a exponer los hechos, sin indicar el criterio de Dios. Por ejemplo, el caso en que Lot ofreció sus hijas a los sodomitas se narra sin comentarios ni juicios morales por parte de Dios (Génesis 19:6-8).*

En realidad, Dios detesta todo tipo de explotación y abuso (Éxodo 22:22; Deuteronomio 27:19; Isaías 10:1, 2). La Ley de Moisés condenaba la violación y la prostitución (Levítico 19:29; Deuteronomio 22:23-29), así como el adulterio, el cual sancionaba con la muerte a ambas partes (Levítico 20:10). Lejos de discriminar a la mujer, la elevaba y la protegía contra las vejaciones habituales en países vecinos. En efecto, la esposa hebrea capaz era muy respetada y valorada (Proverbios 31:10, 28-30). La culpa de que los israelitas no siguieran las leyes divinas y a veces denigraran a la población femenina la tenían ellos, no Dios (Deuteronomio 32:5). Al final, él juzgó a la nación y la castigó por su flagrante desobediencia.

A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Jesús trató con respeto a la mujer.

¿Es la sumisión una forma de discriminación?
En toda sociedad es necesario que haya un orden para su buen funcionamiento. Tiene que existir una autoridad, pues la única alternativa sería el caos, y “Dios no es Dios de desorden, sino de paz” (1 Corintios 14:33).

El apóstol Pablo explica qué orden debe imperar en la familia: “La cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios” (1 Corintios 11:3). Salvo Dios, todos se someten a una autoridad superior. ¿Acaso sufre discriminación Jesús por estar subordinado a un cabeza? Por supuesto que no. De igual modo, el hecho de que la Biblia encargue al hombre la dirección de la congregación y la familia no rebaja a la mujer. Ambas instituciones requieren que él y ella cumplan sus respectivas funciones con amor y consideración (Efesios 5:21-25, 28, 29, 33).

Jesús siempre trató con respeto a las mujeres. Por ello, se negó a aplicarles las normas y costumbres discriminatorias de los fariseos, e incluso conversó con varias que no eran judías (Mateo 15:22-28; Juan 4:7-9). Asimismo, aceptó a unas cuantas como discípulas (Lucas 10:38-42). Además, con sus enseñanzas las protegió contra el abandono conyugal (Marcos 10:11, 12). E hizo algo que probablemente fuera el paso más revolucionario para su época: incluyó a mujeres en su círculo de amistades más allegadas (Lucas 8:1-3). Dado que Jesús es un fiel reflejo de las cualidades de Dios, manifestó que a los ojos del Creador ambos sexos tienen el mismo valor. De hecho, el don divino del espíritu santo lo recibieron por igual los primeros discípulos y discípulas (Hechos 2:1-4, 17, 18). De esta manera, fueron ungidos para ser reyes y sacerdotes con Cristo en el cielo. Cuando resucitan para cumplir con su cometido, deja de haber distinción de sexo (Gálatas 3:28). Es patente, por lo tanto, que Jehová, el Autor de la Biblia, no discrimina a la mujer.

4 comentarios:

  1. “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos” 1 Corintios 14:34-35

    “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” 1 Timoteo 2: 11-12

    si esto no es discriminación no tengo idea de lo que es.

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  2. Has estudiado la historia de este pasaje no solo una simple y mezquina lectura literal. Aún cuando la traducción da la sensación de machismo en su máxima expresión dentro de un contexto eclesial. Hay que ver cuales era las condiciones de vida de aquel lugar en donde emitieron esta palabras. No hay que ser ten simplista y superficial porque el texto pierde valor y sentido. Investiguemos y hagamos una relectura.

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  3. Considero que el rol de la mujer en el ministerio Cristiano es más importante de lo que egoistamente hemos escuchado, aprendido y leido. Acercate al contexto y analiza las razones que contribuyeron con la producción e este texto. Saludos.

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  4. Floro, la biblia es tan machista como lo era la gente de su tiempo y punto.

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